Álamos de
Aspen
Mañana helada.
Diapasón de bruma.
Punto que de tanto en tanto
entorpece la blancura de los
tallos.
Mira cómo el frío se dispersa
en el roce de los dedos.
Las hojas giran como niños
y hacen música con la
respiración.
Humedad de rojos encrespados
en la flor de nuestro suelo.
Epígrafe del árbol celta
en el fondo de mis manos.
Escucha el espíritu del viento
que sacude nuestra risa.
Espera todo de ellos, los
álamos.
La aparente quietud de la
postal
que una noche me dejaste en el
camino.
Cada árbol se parece a un día
esperando ser luz en la
mañana.
María A. Mónaco
Hermoso canto a la naturaleza. Felices Fiestas. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Ma.José, eres siempre bienvenida por esta casa. Que pases muy Felices Fiestas, abrazos!
Eliminar¡Vaya, qué sorpresa!, María José por esta casa, interné es un pañuelo. Me alegra saberlo. M.Mónaco: tu poema es un canto a la propia vida y esos álamos la belleza naturalizada.- Que tengas unos felices días, aunque por esas latitudes no os haga falta lucir el gorrito borlado y rojo.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias José! que tengas un Año 2014 con salud, amor y proyectos renovados! un fuerte abrazo!
EliminarEstupendo poema, amiga. Felicidades!
ResponderEliminarGracias José Valle, un fuerte abrazo y muchas Felicidades para este nuevo Año, próximo a iniciarse!
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