Molinos
de viento
Es pasado el mediodía.
La luz desnuda las paredes de mi sala.
El reloj se pasea por mis pensamientos.
Siento el aire evaporarse a la distancia.
La palabra despierta como conclave de osos
que despiden la invernada.
Me pesan los cuerpos entrelineas:
hologramas de ternura,
el olor del vino que probamos.
la copa que estrellé en los leños
cuando el sol nos doraba la cabeza.
Dime una vez más que hay música en la sombra.
Que mis labios se evaporen entre tiempos.
No tengo más escudo entre mis ropas
que alejen de mi piel tu luna blanca.
El bote de todos los sentidos se detiene
y espera el mínimo gesto de tu boca
para poner a rodar los molinos de viento.
María A. Mónaco
Unas imágenes que nos trasladan a ese lugar mítico que sólo conocen los amantes.- Una delicicia para los sentidos, amiga.
ResponderEliminarUn abrazo
gracias por tus palabras José, un abrazo a la distancia!
EliminarMuy bien se me da la poesía del poema, amiga. Te felicito.
ResponderEliminarAbrazos
muchas gracias amigo, siempre un gusto tenerte por acá, un abrazo!
EliminarBellas palabras!.
ResponderEliminarUn abrazo
muchas gracias por tu comentario! un abrazo de vuelta
EliminarBellas palabras !
ResponderEliminarUn abrazo
Echaba de menos tus versos.
ResponderEliminarUn saludo, María.