sábado, 14 de junio de 2014

La tormenta - María A. Mónaco





Una epifanía se escribe

en la tela de mi mar sureño. 

La gota de rocío se despierta celosa. 

La madrugada despide 

mis horas de sueño que no fueron. 

Un desayuno de dudas. 

Mi voz a un céntimo del llanto. 

En el revés de mis ojos 

la evanescencia de los miedos. 

Sólo la tormenta del otoño 

puede limpiar las hojas secas. 

El reloj marca las ocho. 

La primera gota, 

el comienzo. 


María A. Mónaco

Foto: Marko Korosec

9 comentarios:

  1. En algo así debió pensar Vivaldi para el tercer movimiento de su "Verano".

    Un saludo, María.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. sin pretensión de hacer comparación alguna con Vivaldi, ahora que lo dices... encuentro ciertas analogías, si, gracias Rafael por tus palabras! un abrazo

      Eliminar
  2. Se me da muy bien el poema, amiga. Estupendo!

    Abrazos

    ResponderEliminar
  3. Una tormenta de bien hacer poético es el que destila tu poesía.- Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias José, en lo que a mi respecta siempre el acto de creación siempre es "tormentoso". Abrazos

      Eliminar
  4. ¡María qué excelente poesía! No puedo menos que relacionarla con el mar de Monte Hermoso en invierno

    ResponderEliminar
  5. Esa tormenta, mereció la pena si dio este poema como resultado. Abrazos.

    ResponderEliminar
  6. Qué caiga esa lluvia,
    qué rompa la tormenta!
    Fregará el barrizal
    y podrá "limpiar las hojas secas",
    de los crisantemos
    las escamas que desprende
    tu coselete de mariposa
    para que no te impidan volar.

    Un poema dedicado e inspirado por leerte. Un abrazote.

    ResponderEliminar